viernes, 17 de julio de 2015

La Honestidad de los Niños y las Niñas.


         La honestidad debe ser resultado de una elección personal, es una manera de actuar que adoptamos libremente porque consideramos que es lo mejor. A veces, como en el caso de nuestro relato, se trata de una decisión difícil, pues trae consigo una pérdida o un sacrificio. Para Fernanda, ser honesta quiere decir devolver al perro que encontró en la calle. Al principio no quiere hacerlo: intenta convencerse a sí misma de que el animal que buscan no es Goliat. Luego se dice que puesto que ella lo encontró, lo cuidó y lo alimentó, ahora es suyo. Sin embargo, en el fondo sabe que no está bien lo que hace. Más tarde, cuando ve a la niña pecosa pegando los anuncios en los que ofrece una recompensa a cambio de información sobre su mascota, comprende cuál es su deber. El consejo de su maestra sirve, en este caso, como un refuerzo para hacer lo correcto.
         Ser honesto significa, pues, decidir que vamos a conducirnos con rectitud, justicia y honradez frente a los desafíos que nos plantea la realidad; quiere decir que no vamos a mentir, robar, engañar o hacer trampa, aun cuando esto nos pueda producir algún beneficio. La vida diaria contiene infinidad de situaciones que ponen a prueba la honradez de las personas:  Pagar nuestras deudas, cumplir una promesa, no aprovecharnos de los demás, hablar con la verdad, no apropiarnos de cosas que no nos pertenecen, no engañar a los otros para obtener una ventaja; tales son algunas de las manifestaciones de este valor. Pero ¿qué sucede cuando vemos a nuestro alrededor a personas que mienten, roban y hacen trampa sin que nadie les diga nada? ¿Por qué tenemos que ser honestos si hay quienes no lo son? ¿Por temor al castigo? Como ya dijimos, la honestidad es una decisión personal. Quizá haya quien actúe honestamente para que no lo sancionen, lo regañen o lo encarcelen; sin embargo, los hombres y las mujeres realmente honestos actúan porque saben que este valor los hace mejores como personas, les permite estar en paz con su conciencia y los convierte en individuos confiables e íntegros ante los demás y ante sí mismos. El filósofo alemán Immanuel Kant, quien era un hombre de una gran honestidad personal, consideraba que este valor no sólo podía hacernos felices, sino que también permitía que la sociedad funcionara correctamente. “No hay mejor política que la honradez”, decía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario